El mar y la literatura Moby Dick

El mar y la literatura Moby Dick

Esta es una historia real que inspiró este clásico de la literatura. Owen Chase, un marinero que estaba en el barco ballenero Essex, describe en su diario el evento. En noviembre de 1820 el barco estuvo frente a las Islas Galápagos, cuando se encontró con un cachalote de 28 metros. El animal, en lugar de huir, cobró dos veces con su cabeza el barco, que se hundió. Los 20 hombres de la tripulación (de los cuales 7 negros) subieron en tres barcos salvavidas. Había comida para 2 meses y pensaron que podían llegar a la costa americana en 30 días.

Por desgracia, navegaron a ciegas durante varias semanas. Cuando no había casi nada que comer, un marinero negro murió. Los sobrevivientes decidieron comer su cadáver. Todos los negros murieron y fueron utilizados como alimento para los demás. Entonces, como los náufragos todavía tenían hambre y que todos los negros ya estaban muertos, la otra víctima fue elegida por sorteo. Charles Ramsdell mató a su amigo Owen Coffin.

Otros hombres también fueron asesinados. Un barco inglés, La India, se encontró a los supervivientes a los 89 días. Algunos estaban royendo los huesos de sus compañeros muertos. En realidad, a Owen Chase hizó como el capitán Ahab de Moby Dick: en lugar de tratar de vengarse del animales, reanudó con la caza de ballenas y se hizo millonario.

‘Efecto Google’: ¿Nos hace más tontos?

‘Efecto Google’: ¿Nos hace más tontos?

Con la llegada de Internet, el ser humano se ha vuelto más cómodo. Y, ya no es por el simple hecho de encontrar lo que buscamos, sino que ahora no memorizamos lo que leemos porque nos hemos acostumbrado a tenerlo todo con un click. Google, el buscador más famoso, puede que tenga la culpa.

Científicos de la revista ‘Science’ han desarrollado cuatro experimentos para observar cómo influye internet en la forma de manejar la información. Los resultados han confirmado la hipótesis que barajaban estos estudiosos: la gente utiliza internet como un banco de memoria personal: el denominado ‘Efecto Google’.

La metodología llevada a cabo en este estudio fue la siguiente: un grupo de investigadores pidieron a varios estudiantes que tomaran nota de datos como “el ojo de un avestruz es más grande que su cerebro”. A unos se les dijo que las notas serían eliminadas, mientras que a otros se les dijo que serían guardadas. El resultado fue el previsto. Los que pensaron que esos datos se iban a borrar, los recordaron con mayor precisión; mientras que a los que se les dijo que serían almacenados, recordaron con más exactitud dónde fueron guardados.

Lo cual indica que el ser humano no le da tanta importacia a los conocimientos que recibe, sino que presta más atención a dónde los puede encontrar. El ‘Efecto Google’ ha alterado nuestra forma de asimilar la información, incluso a nuestra forma de pensar.

Por ahora, tenemos el consuelo de que Google tiene todo lo que queremos, pero esto provoca que ¿nos haga más listos o más tontos?

Fomento de la lectura a través de blogs y redes sociales

Fomento de la lectura a través de blogs y redes sociales

A simple vista puede ser un poco contradictorio que pasarnos el día en internet nos ayude en el fomento de la lectura. Sin embargo, así puede ser.

Los jóvenes pasan una media de 9 horas diarias enganchados a internet. Sobre todo subiendo fotos con centenares de flitros y orejas de perro. Es lo normal a su edad, pero hay que saber ver lo positivo. Están al tanto de las noticias por Twitter y leen historias y textos de los blogs gracias a Facebook. Aquí es donde radica la importancia de las redes sociales en el fomento de la lectura.

Este comportamiento ha propiciado (indirectamente) el fomento de la lectura a través de blogs y redes sociales.

Fomento de la lectura a través de blogs y redes sociales

Sabemos que no es bueno obligar a leer a nadie. El hábito de la lectura debe ser un momento de placer para nosotros. Sin embargo cuando un hobbie se convierte en obligación deja de ser hobbie y es una tarea más que tenemos que hacer en nuestro día a día.

Muchos piensan que la lectura solo puede ser desarrollada leyendo libros, pero no es así. «Importa el contenido, no el continente». Es una frase que se suele decir en muchas ocasiones y que viene a significar que da igual como y donde lo hagas mientras lo hagas. También se refiere al interior de las personas. En nuestro caso, es una verdad universal. Muchos jóvenes siguen blogs de tendencias que actualizan contenido cada pocos días. Tienen este hábito sobre un tema que verdadéramente les apasiona. Preguntémosles que blogs siguen y aprendermos de ellos, de sus gustos e inquietudes. Dejadles leer lo que quieran mientras lean.

Hay, además, muchos blogueros que comienzan historias en sus blogs. Como si de un libro electrónico más se tratase. Crean historias que posteriormente, según la acogida de su público acaban convirtiéndose en novelas. Entonces el soporte de ordenador pasa a ser de papel o en ebook. El paso natural de la lectura de un blog a una novela juvenil que les mantendrá enganchados.

Un ejemplo de esto es el profesor Álvaro García Hernández , su «Diario de un dios equivocado» fue uno de los blogs de relatos cortos más populares entre miles de jóvenes, muchas historias salieron de aquí, como él mismo dice «decidí utilizar las Redes Sociales para escribir una novela por entregas destinada al público adolescente, es por ello que en enero de 2011 comencé a escribir TQMC? TE QUIERO MUCHO. Novela que se convirtió en todo un éxito a través de TUENTI, lo cual me permitió que la editorial SANSY decidiera publicarla. La buena acogida por parte de los lectores hizo que, empezara a dar charlas por los institutos y que en septiempre de 2012, se imprimiese mi siguiente novela juvenil, T ECHO D MENOS, continuando la misma temática amorosa.»

Como puedes ver, es la historia de muchos jóvenes que empezaron leyendo en redes sociales y blogs hasta convertir esos relatos en una novela. Una novela que les enganchó a la lectura.

Por lo tanto, antes de criticar que siempre están en el móvil, interésate por su actividad. Tal vez te sorprendas.